MARIPOSA

De refugiada a nadadora olímpica. Yusra Mardini.

Yusra Mardini nació y creció en Siria, en una familia unida. Su padre era entrenador de natación y ella desde pequeña mostró talento en la alberca. Llevaba una vida “normal”: iba a la escuela, entrenaba natación arduamente y soñaba con representar a Siria en unos Juegos Olímpicos.

Sin embargo, poco a poco la guerra civil fue destruyendo esa normalidad. Fallaba la electricidad constantemente, las bombas interrumpían entrenamientos e inclusive caían cerca de su casa.

Con el conflicto tornándose cada vez más violento, Yusra y su hermana Sara junto a sus padres temieron por la seguridad de la familia. Sus amigos desaparecían, morían o eran forzados a unirse al ejército. La solución que encontraron para poder tener un futuro fue huir, buscar un refugio seguro y después regresar por su familia y ayudar a los demás.

En 2015, con apenas 17 años, Yusra y su hermana Sara de 20 iniciaron una peligrosa odisea. Dejaron Siria con lo poco que podían cargar: algo de ropa, dinero escondido y documentos falsos. El objetivo siempre fue Alemania, donde pedirían asilo.

Cruzaron ilegalmente a Líbano, luego a Turquía en autobuses y autos controlados por traficantes de personas. En Turquía estuvieron varios días buscando cómo seguir avanzando. Pagaron mucho dinero a un contrabandista que les prometió un viaje rápido y seguro hacia Grecia en una lancha inflable.  

Durante estos días, les robaron dinero, fueron acosadas y amenazadas por algunos hombres del grupo; vivieron escondidas con miedo a ser detenidas o deportadas.

La lancha prometida era para 6 u 8 personas y amontonaron a 20. A los pocos minutos de haber zarpado, el motor de la lancha falló en mar Egeo. La lancha empezó a hundirse, el mar estaba picado y muchos no sabían nadar. Yusra, su hermana y otras dos personas se lanzaron al agua para disminuir el peso; nadaron y empujaron la embarcación durante más de 3 horas hasta alcanzar la isla de Lesbos (Grecia).

Estaban a salvo, al menos no morirían en el agua. Pero faltaba un largo camino por recorrer. Caminando y en tren viajaron por Macedonia, Serbia, Hungría y Austria hasta que finalmente llegaron a Alemania.

En el trayecto durmieron al aire libre, pasaron hambre y frío, fueron detenidas varias veces por la policía fronteriza, pero gracias a voluntarios y otros refugiados pudieron seguir adelante. Tras 25 días de viaje, llegaron a Berlín, donde fuero recibidas en un albergue y donde Yusra junto a su hermana Sara comenzaron una nueva etapa: aprender alemán, reconstruir su vida y volver a entrenar.

Y tan solo un año después, Yusra Mardini fue una de las 10 atletas que representó al primer Equipo Olímpico de Refugiados del COI en Río 2016, convirtiéndose en símbolo de esperanza y resiliencia.

Ya instaladas y rehaciendo su vida en Berlín, lograron establecer contacto con sus padres y hermana menor. A través de organismos humanitarios y muchos trámites legales, casi un año después lograron reunirse todos en Alemania.

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